domingo, 10 de enero de 2016

Trofeo Páris: Reto conseguido

Ay, ¿por dónde empezar? Estas semanas me ha sido imposible encontrar el hueco dentro de mi mundo madre, trabajo y mujer-queriendo-asomar-la-cabecita-tras-mil-años-dedicada-a-tener-a-mis-tres-hijos-y-criarlos-un-poco.

Además sabía que hoy sí que sí iba a querer dejar constancia de la primera carrera del 2016:






Mi 3ª de 10 km y mi 4ª desde que en enero de 2013 decidí que correr no iba a ser algo que hacia cada cinco o seis años una temporadita, sino algo continuo en mi vida.
Estos tres meses he seguido los entrenamientos que David, mi entrenador, me ha ido mandando semanalmente.
No me he saltado ni uno y los he aprovechado  a tope aunque hemos tenido el handicap de que debido a las vacaciones de los niños, las tres últimas semanas, sólo he corrido dos días a la semana + 1 de gym en vez de los tres habituales + 1 de gym.
Pero era lo que había y gracias. 
Y bueno, ha dado resultado.

 

Mi reto

Tras volver a las rutinas después de la carrera de la Ciencia en Octubre y comprobar que seguía sin dolerme nada, me di cuenta de que cada vez podía ir más rápido en la series o incluso en las tiradas largas había subido mi media, así es que me envalentoné y le dije a david que ya sabía cuál era mi reto: conseguir bajar de 1 hora en al siguiente carrera. 
Él me dijo que lo veía factible, así es que enfocamos los planes de entrenamiento a lograrlo. 
Pasaban las semanas y todas las distancias y tiempos que me pedía, los lograba e incluso los mejoraba.
Si en algún momento dudé, él supo sacarme de ese charco y convencerme de que si que podría con ello.
Un cambio que he introducido en estos tres meses es estirar prácticamente todas las noches. Yo no suelo hacerlo tras acabar los entrenamientos porque me gusta hacerlos ya en frío y con tranquilidad. 
Además, cuando me dieron de alta en la clínica en la que me trataron la cinta iliotibial me dejaron de deberes para mucho tiempo, tres ejercicios diferentes que tengo que hacer todos o casi todos los días así es que con esa excusa, le he añadido los estiramientos diarios.
Es muy gracioso porque yo, que era bailarina, según pasan los años tengo la sensación de que cada vez soy más elástica ya que tras dejar de bailar, empecé a practicar yoga y Gyrotonic y de verdad que es sorprendente como se puede mantener en incluso mejorar.


Un plus para logralo (cómico)


Ayer, me llama mi hermano que es la persona que se va quedar con los niños durante la carrera y me dice que le ha salido una prueba para un trabajo y que tiene que estar a la 1:30 de la tarde. 
¡Y justo esta carrera es de las que empieza tarde! 
La hora de comienzo eran las 12:00 de la mañana y si todo iba bien yo acababa a la una, la hora exacta a la que se tenía que ir para no llegar agobiado.
Uf, eso me puso bastante nerviosa, pero intenté darle la vuelta y utilizarlo como un impulso más para lograr llegar en el tiempo que yo quería: menos de una hora.
Os podéis imaginar que lo que pensé es en todas las madres corredoras que intentamos llevar esta parte de nuestra vida adelante, la de cosas que tenemos que sortear en nuestro día a día para lograrlo.
Os recuerdo que yo además no tengo pareja con lo que os aseguro que esto es un encaje de bolillos.


El tiempo


Pintaba mal muy mal. ¿Qué esperamos de una carrera que se celebra el día de enero en Madrid? Pues claro que haga frío, que llueva, que haga viento…  Afortunadamente la temperatura ha sido muy buena unos 10°, pero ha llovido y ha hecho viento prácticamente desde las 10:00 de la mañana que hemos llegado para las carreras de los niños hasta la 1:30 que nos hemos ido de allí.



Aquí estoy momentos antes de que empezara a diluviar.






Los niños


Esta carrera era muy especial porque mis tres hijos y mi sobrino y van a poder estar allí, correr y además luego verme y animarme, cosa que es la primera vez que ocurre.
Los dos mayores de 11 y nueve años han corrido 1 km y los pequeños de cuatro años han corrido unos 100 m.
Han disfrutado muchísimo. Los mayores han corrido fenomenal y ha sido muy curioso lo que ha pasado con Rodrigo ya que cuando a entrar en meta a venido con una cara desencajada y me dicho: Nunca más voy a correr una carrera, por favor mamá, nunca más voy a correr una carrera.
Yo le he dicho que claro, que lo que él quisiera.
Cinco minutos después estaban hablando con su primo de la siguiente carrera que iban hacer...
¿Os suena?





Y los chupetines, como los han llamado allí, verlos correr con esa sonrisa de ilusión ha sido precioso






Media hora antes de empezar la carrera, yo ya me aislé un poco: quería trotar y hacer unas cuantas progresivas. Además es que me gusta tanto disfrutar de ese ambiente que se respira, esa energía, todo el mundo con una moto, ja, ja  ¡Es mi momento!

 

La carrera


Dado que el plan era bajar de una hora busqué desde el principio correr entre 5:55 y 6:00. El grupo hace que corras más rápido así es que sentía que podía lograrlo.

Mi hermano y los niños han estado moviéndose por el parque para ir animándome e incluso han corrido un ratito conmigo. ¡Ha sido genial y se lo agradezco tanto!

  • Los tres primeros kilómetros fue todo muy bien, podía mantener el reno y seguir según los planes.
  • Entre el kilómetro tres y el 5,5 la mente me jugó una mala pasada y me hizo preguntarme ¿qué hacía yo allí intentando correr a esa velocidad? ¿Por qué me metía en esos lios? Básicamente y con hubiera dicho mi abuela: ¿Qué necesidad hay?
  • Entre el kilómetro 5:30 y el 8:30, todo volvió a su cauce y a nivel carrera seguía yendo igual de bien y haciendo cada kilómetro por debajo de seis.
  • Y de repente, empieza a llover muchísimo y noto que entre el 8,5 y el 9, 5 ya casi no puedo con mi alma. Pero por otro lado queda poco y estoy preparada para hacerlo, he entrenado para ello. Sigo corriendo pero la cabeza empieza a decirme incluso que ande en vez de correr. 
  • 500 últimos metros, la recta final cuesta arriba sobre un camino de madera resbaladizo por la lluvia. Empiezo de nuevo a sentir que no puedo, que no puedo, tengo ganas de llorar, siento como desconsuelo, una cosa rarísima. Igual es algo tan sencillo como la tensión arterial o algo así afecta mucho al estado de ánimo, pero su traducción en mi mente es esa.

¡Conseguido!


Y entro logrando según mi cronómetro un tiempo de 00:59:16 (en el de ellos sale un poco más) y logrando así bajar mi marca en 3,5 minutos desde la última carrera y 10:30 desde la anterior (Carrera de los Bomberos)
Consigo recomponerme un poco y además no lloro. ¡Evita, lo has logrado!
Los niños, los cuatro están como locos, Rodrigo me dice que se siente orgulloso de mí, los pequeños me abrazan las piernas. 
Ya lo definitivo es que no me duele ninguna parte del cuerpo. Después de del infierno de lesiones vivido durante más de un año, esto sí que es un sueño, un regalo, un premio ¡la vida!









De la carrera que he hecho hoy, me queda la emoción de haberla vivido con los niños y haber logrado bajar de una hora. También me queda algo a trabajar y es la confianza, yo que siempre me he tenido por alguien que sabe aguantar bien el sufrimiento, dado que esto es elegido, me cuesta manejar lo. 
De hecho, cuando he estado hablando después con mi madre explicándole cómo ha sido el proceso durante la carrera ella misma me ha preguntado con una voz muy dulce: ¿pero entonces por qué corres?
Ay, eso os lo contaré en otro post.